domingo, 16 de marzo de 2008

RECORRIDO 01: HOMOFOBIA Y DISCRIMINACION EN LA UNAM

POR: Rodrigo Castillo Aguilar
(adherente de la Otra Campaña) entropiamaya@hotmail.com

Según la Real Academia de la Lengua Española la palabra homofobia se refiere a la aversión obsesiva hacia las personas homosexuales , manifestándose regularmente a través de la violencia (física, emocional, sexual, psicológica, simbólica, etc.). El agresor es regularmente un sujeto que no acepta ni concibe la existencia de la diversidad sexual y, por ende, humana. La homofobia resulta común en sociedades donde la figura del hombre y la construcción de su masculinidad esta muy arraigada y se encuentra directamente relacionada al ejercicio de un poder. Este poder le da atribuciones específicas al tiempo que le delega un conjunto de responsabilidades; una de las más importantes es la resignificación constante de su propia masculinidad y todo lo que ello implica (ser fuerte, peleonero, sexualmente activo, insensible, etc.). El hombre homosexual reta y trasgrede muchos de los símbolos, signos y reglas de lo masculino, de ahí que sea visto como una amenaza hacia lo “masculino” y víctima de múltiples agresiones por parte de los otros “machos” que defienden su estirpe. Lo que la mayoría de los hombres “heterosexuales” y homofóbicos no termina de darse cuenta es que en la construcción de lo “masculino” también se dejan de lado un conjunto de capacidades y características de lo humano (como la capacidad de llorar, sentir, permitirse tocar y mover su propio cuerpo, entre otras); las cuales al ser negadas para el hombre “macho”, “heterosexual” y “masculino”, lo llevan a una propia negación del sí mismo. Esto es, al varón se le priva de un conjunto de características y capacidades que son intrínsecas de sí, hecho que lo lleva a la negación de su cuerpo, de sus emociones y sentimientos –elementos medulares en la conformación de su identidad como ser humano-; al mismo tiempo es obligado a cargar con un conjunto de responsabilidades que no siempre le corresponden directamente (ser el sustento económico familiar, beber y drogarse para demostrar su hombría, ser siempre viril, no tener miedo, etc.). En este contexto, como varón “heterosexual” y homofóbico resulta siempre más fácil usar el poder que se tiene y agredir al que pretende cuestionar el orden ya determinado (aún cuando este supuesto orden sea en detrimento de su identidad y construcción propia), que trabajar para cambiar lo que le violenta de dicho orden. Sin darse cuenta, con esta acción el hombre agresor esta transgrediendo uno de los elementos más importantes de la construcción de lo masculino: “ser valiente”, pues, al tomar el camino más sencillo (la violencia hacia el “otro”) esta actuando de manera cobarde, pues con ello demuestra no querer afrontar un problema mayor; su propia negación. El hombre homofóbico resulta traidor de su especie “masculina”, al elegir COBARDEMENTE el camino más sencillo y huir de enfrentarse a sí mismo. Pues sí, desgraciadamente en nuestra Universidad Nacional Autónoma de México existen muchos hombres homofóbicos cobardes que en cuanto ven alguna persona homosexual acuden prestos a sus miedos más intrínsecos y la agraden. Ustedes dirán: “pero eso desgraciadamente es muy común en México” y tendrán razón al decirlo, sin embargo hay dos cosas aquí que resultan aún más preocupantes. Por un lado que en este país tenemos actualmente una Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación misma que fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 11 de junio de 2003 y la cual enumera las conductas discriminatorias que quedan prohibidas (entre ellas las agresiones de cualquier tipo a las personas homosexuales), asimismo el 14 de agosto de 2001 se publicó la reforma de los artículos 1, 2, 4, 18 y 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, incorporándose en la Carta Magna el derecho fundamental a no ser discriminado; este hecho convierte a los varones homofóbicos no sólo en COBARDES, sino también en DELINCUENTES. Por otro lado resulta extremadamente preocupante y alarmante que algunos de estos varones homofóbicos, COBARDES Y DELINCUENTES, se encuentren dentro de la planta laboral de la UNAM y además, estén encargados de nuestra seguridad. Y ¿por qué dice esto? se preguntarán, pues bien, resulta que algunos elementos del cuerpo de seguridad interno de la Universidad (conocido como Auxilio UNAM, hoy de nombre: Vigilancia UNAM) han cometido en varias ocasiones actos de discriminación y abuso hacia algunos universitarios, la violencia a los homosexuales es un acto recurrente por parte de Auxilio UNAM, desgraciadamente la mayoría de los agredidos no quieren denunciar pues temen ser reprendidos por las autoridades o bien porque temen ser estigmatizados socialmente. Afortunadamente existe una pareja homosexual que ha denunciado su caso, a continuación haré una breve narración del mismo. El 23 de noviembre de 2007 Samuel Santarrosa, estudiante de la Facultad de Derecho, y Víctor Chavarría regresaban de un bar ubicado en las inmediaciones de Ciudad Universitaria. Cuando salieron se subieron al coche de Víctor y se dirigieron hacia la zona del Estadio de Base Ball, en donde Samuel había estacionado su automóvil. Ahí, pidió dormitar unos minutos antes de irse a su casa. De pronto, el ruido de numerosas voces lo despertó.
—¿Qué no sabes que por aquí hay mucho pinche maricón?
—¿Y cómo sabes que yo no lo soy?
La breve respuesta fue motivo suficiente para que Víctor comenzara a ser agredido por elementos de la unidad 94 de Auxilio UNAM, quienes a empujones lo obligaron a descender del auto. Sin saber exactamente lo que ocurría, Samuel, con su teléfono celular grabó la agresión de quienes supuestamente garantizan los derechos de la comunidad universitaria. Para ese momento, el número de unidades de Auxilio UNAM se había incrementado, de pronto Víctor y Samuel se vieron rodeados por aproximadamente 20 vigilantes, de los cuales ninguno quiso identificarse. Luego de forcejear y ser sometidos, ambos fueron trasladados a las galeras que esa corporación tiene en Av. Universidad 3000. ¡"Ahorita van a ver hijos de su pinche madre!", "¡No saben en la que se acaban de meter!", fue lo único que les dijeron antes de comenzar a golpearlos. Nunca en la cara. Moretones, hematomas y torceduras en diferentes partes de su cuerpo, dijo Samuel. "Nos encerraron en un cuarto, unas personas me sostenían de los brazos para que otros me golpearan, lo mismo que a Víctor. Él llegó cinco minutos después que yo, y le hicieron lo mismo. En todo esto participaron más de 30 personas. Nunca nos aclararon si estar dentro de un carro constituía una falta a la legislación universitaria. Teníamos mucho temor y pedimos que nos trasladaran al Ministerio Público (MP). '¡Cállate hijo de tu puta madre, aquí no estás para decirme cómo hacer las cosas!' Fue lo único que nos dijeron". Una vez en ese lugar, a escondidas Víctor se comunicó con los familiares de Samuel para avisarles sobre lo sucedido. Cuando llegaron, éste logró darles su teléfono celular. Luego de permanecer varias horas en ese lugar fueron trasladados al Juzgado Cívico COY-01 de la delegación Coyoacán, donde Ángel Hernández Pérez, trabajador de la UNAM con número de credencial 825773 los denunció por estar supuestamente consumiendo bebidas alcohólicas en la Universidad. Finalmente no me queda más que decir, las apreciaciones y comentarios de los sucedido lo dejo a los lectores, sin embargo es necesario resaltar que el silencio e inacción de las autoridades sólo se convierte en un acto de complicidad a un conjunto de delitos cometidos en esta Universidad, por ello tenemos que hacer valer nuestra voz y nuestros derechos. Nos vemos el próximo 13 de febrero frente a Rectoría a las 12hrs., ahí hablaran Víctor y Samuel y nos platicarán mejor lo sucedido, de igual forma exigiremos a la Rectoría tome cartas en el asunto y de una vez por todas se incluya en la Universidad el derecho a la no discriminación tanto en su estructura jurídica y reglamentaria, como en los proyectos de investigación, planes y programas de estudio, cursos de capacitación y demás espacios donde sea necesario. No puede seguir existiendo un cuerpo de seguridad en la Universidad que viole los Derechos Humanos; por ello también creemos es necesario se reforme dicho cuerpo y se castigue a los responsables de sendos delitos. Va pues, no esperemos a ser nosotros los agredidos para actuar, pues entonces talvez ya sea demasiado tarde.

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